Entrevista a Violeta Vil

Violeta Vil llamó la atención nada más publicar su primera canción, Lápidas y cocoteros, hace escasos dos años. La banda la fundó en Logroño Mónica (de origen venezolano) y al poco se unió Yanara (nacida en Chile), aunque reside en Islas Canarias. Sus sistema de trabajo es complicado, aunque han logrado grabar un disco (aún sin publicar) por medio de correo electrónico. El sonido que ya hemos podido escuchar en su primera demo con cinco canciones se caracteriza por su variedad: las bandas sonoras de las primeras películas de ciencia ficción, la psicodélia, la electrónica experimental de los 60, el post-punk ochentero, el shoegaze y el dreampop de los 90. Responde a la entrevista Marta, como aperitivo a su concierto del 6 de junio en La Ley Seca.

  

Vuestras influencias son ricas y variadas, ¿la cultura de Venezuela ha sido un elemento clave? ¿Qué aportó de nuevo Yanara?

Latinoamérica se manifiesta de vez en cuando en nuestra música. Es inevitable, lo llevamos en la sangre. Últimamente estamos fascinadas con los rituales y altares santeros, que tienen esa oscuridad tropical que tanto nos gusta. Yanara es parte fundamental y aporta cantidad de brillo y energía, su guitarra es capaz de todo y vale por dos.

Trabajáis por medio de Internet, ¿cómo es vuestro sistema de trabajo?

Empezamos haciendo una maqueta a distancia. Peloteamos las canciones por email y así surgió todo. Hasta ahora ese había sido nuestro proceso de trabajo, aunque, personalmente, creo que lo próximo que hagamos será bajo el mismo techo para sacar todo el jugo a nuestras ideas.

Ahora formáis la banda cuatro personas, ¿todas tomáis decisiones en la composición? ¿Cómo ha afectado el cambio de formación a vuestros directos?

El núcleo del grupo somos Yanara y yo. En los conciertos nos ayuda Gabi con la rítmica y, casi siempre, mi hermana Gabita al bajo. Nos está funcionando muy bien este formato para directos. Utilizamos ritmos electrónicos aderezado con percusión analógica, nos gusta cómo va evolucionando así el grupo. Al principio, pensábamos actuar como duo, pero lo hemos descartado después de tocar con todo el conjunto. Para estos próximos conciertos de junio nos está ayudando Zeus (de El Pilar Azul) al bajo. Está siendo súper interesante trabajar las canciones con él porque le da otra dimensión al sonido y da cancha para hacer más atmósferas abstractas.  

El vídeo de Lápidas y cocoteros tiene una estética entre gótica y tribal, ¿es esa la imagen que queréis transmitir de vosotras?

Gran parte de la inspiración del vídeo sale de cómo celebran la vida y la muerte en la India y otros lugares de Asia:  los colores, flores, esencias y exceso de joyería en bodas y funerales. En este momento nos sentimos identificadas con las metáforas visuales del vídeo, pero son imágenes para una canción en concreto. Con el siguiente trabajo lo más probable es que cambiemos de tercio. 

Dice en vuestra nota de prensa que queríais huir del sonido rock que se hacía en Logroño, ¿cómo está la escena musical allí? ¿Os sentís diferentes?

Logroño es bastante desolador para grupos como el nuestro. No tenemos muchos aliados musicales. Hay más movimiento de grupos de rock'n roll tradicional y de garage que pecan de puristas.

¿Cuándo está previsto sacar el primer disco? ¿Retomaréis algunas de las canciones ya conocidas?

Lo grabamos en agosto del año pasado cuando empezábamos a tocar como grupo. Rescatamos canciones de la demo y grabamos otros temas mientras ensayábamos para los primeros conciertos. Nuestro sonido ha ido evolucionando desde entonces, hemos aprendido mucho. Estamos con ganas de sacarlo ya y continuar publicando canciones.

¿Qué conocéis de la música de Zaragoza?

Hace poco fuimos a un concierto de Bigott y quedamos alucinados, con la sensación de haber visto varios conciertos en uno. Había momentos de pura psicodélia delirante de cerrar los ojos. También estuve un tiempo enganchada a la Costa Brava... Es lo poco que conozco de Zaragoza. ¡Creo que es la primera vez que voy! 

Jaime Oriz.