Holywater + The Murnaus. Viernes 26
A las 21.30 horas. Precio: 8/10 euros.
Hay grupos, pocos, que podrían cobrar por ver sus pruebas de sonido. Es una cuestión de entrega, de respeto por su trabajo, también de talento. De no saber no darlo todo. Holywater son uno de esos grupos; quien tenga la oportunidad de comprobarlo, que lo haga.
Esa misma entrega, ese mismo respeto por su trabajo, también ese mismo talento, están ahora en Wasteland, que llega poco más de dos años después de The Path to Follow, algo no demasiado habitual en la producción de la banda. Parece como si el impulso cogido con su disco anterior y los más de setenta conciertos repartidos por salas y festivales de toda España les hubiese servido para mantener viva la inspiración, no dejar los instrumentos y preparar estas once canciones que forman su quinto álbum.
Grabado en Ultramarinos Costa Brava por Santi García, y coproducido entre Holywater y Santi García, Wasteland es su disco de rock más clásico, el más elegante, el que ofrece menos ganchos inmediatos porque se sabe seguro de su atractivo y no necesita exhibirlo de buenas a primeras para ganarse a nadie. Siguen contando con la voz emocionante de Ricardo Rodríguez, una sección rítmica en la que Mito está asentado como bajista y que por momentos coquetea con el soul y la potencia de unas guitarras más neilyoungianas que nunca (quizás por eso en sus directos se les ve a veces muy juntos, formando un círculo a lo Crazy Horse que despide la misma energía hacia afuera que los alimenta a ellos desde dentro).
Este es el disco con el que Holywater siguen su camino, ajeno a etiquetas y a modas, el que les ha llevado a este terreno baldío que ellos han trabajado para plantar con mimo sus canciones más clásicas. Con catorce años de carretera, Holywater son cada vez más ellos siendo cada vez más conscientes de la tradición de la que forman parte. Si alguien toca en una banda de rock y hace un disco como este, puede decir con orgullo: mira, esto es lo que hago, toco en un grupo de rock. Entrega, respeto y talento.
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Rusos Blancos. Sábado 27
A las 22 horas. Precio: 8/10 euros
Rusos Blancos sacan nuevo EP, Hijo único, y ya está montado el lío. La verdad es que hoy cualquiera saca EP y todo dios os dice que se monta el lío… pero Rusos Blancos no son cualquiera y yo no soy todo dios. Quizá los EP sean la forma más jodida de escuchar música: no tienen la globalidad cerradica de un LP ni son esos singles que nos regalan, en unos minutos, felicidad encapsulada. Resumiendo: al sacar un EP, esta muchachada se ha jodido a sí misma. Si no nos gusta, porque no se termina, y si nos gusta, porque nos ha sabido a poco.
En mi caso, marco la opción B. Soy de los muchos que pueden salir a la calle y gritar “¡me ha gustado el EP de Rusos Blancos!”. Pero lo que es mejor es que he disfrutado de Hijo único (¡qué mal visto se ha vuelto el verbo “disfrutar”!) en potencia y no en acto. Diréis “ya está este gilipollas sacándose del ano a Aristóteles”. Pues sí. Cual huevo de costo dentro del culo de un dealer, Arístoteles emerge en este texto y me ayuda a concluir que lo mejor no es su mismidad actual, un compendio de canciones bien hechas y muy emocionantes, sino que, en unos años, estas composiciones serán pasto de una estupenda nostalgia. Ya estoy viendo a la chavalada diciendo “a mí Rusos Blancos me molaban cuando hicieron Hijo único”.
Ya que me ha gustado tanto como una recopilación de singles que acaban demasiado pronto, me parece de persona de bien recomendar lugares y soportes para el correcto uso y disfrute de cada una de las canciones. Haría poco honor a Antonio Escohotado si no os prometiese que cada una de estas sugerencias ha sido testada por mí mismo, con este cuerpo atlético, con estas ganas de que llegue el siguiente a probarlo.
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